Otoño. Cantando bajo la lluvia o no, comienza una nueva edición del Festival de cine de Ponferrada. Se nos ha ido el bochorno, la piscina y el pantalón corto, las luces se apagan y se enciende el proyector. Empieza el espectáculo.

Nuevos realizadores, nuevas propuestas y un lugar de encuentro para los amantes del nuevo cine Español. Es cierto que la cuota de pantalla de nuestro cine es pequeña, pero no podemos olvidarnos de nuestras raíces, no debemos olvidarnos de nuestros jóvenes cineastas, de nuestros directores de fotografía, ayudantes  de dirección, operadores, actores y todos los profesionales que trabajan en nuestra industria. Nosotros no lo queremos hacer, y  vamos a continuar apostando por el cine Español. Sobre todo por los que empiezan.

Los cineastas más consagrados ya tienen abiertas las puertas de la industria, y con mayor o menor acierto, siguen presentando sus obras al gran público.  El camino para todos ellos ha sido complicado, y muchas veces nada glamuroso, pero al final cada uno ha encontrado su sitio dentro de una profesión nada fácil. 

La gente que comienza y que consigue dar el salto de la escuela y los cortometrajes  a su primer largometraje, tienen un mérito incuestionable, y a veces un grado de locura importante, por el amor desmesurado que demuestran por esta increíble forma de expresión que es el Cine.

El glamour, como los árboles,  muchas veces no deja  ver el bosque, pero detrás de cada nueva propuesta existe una gran dosis de riesgo personal,  no solo creativo sino también patrimonial. Muchos realizadores, no consiguen pasar de su primer largometraje, porque su película no ha funcionado en taquilla, y a veces, no es porque las historias que nos cuentan no estén bien contadas, o porque los actores no transmitan de la forma que desearíamos, sino que a veces solo es una cuestión de marketing. Hay muchos ejemplos de películas mediocres que han funcionado muy bien en taquilla, pero como provienen de la industria americana, salen con miles de copias en miles de salas, con publicidad en todos los medios posibles y con las estrellas más mediáticas y mejor pagadas del planeta. El resultado es evidente,  pero lejos de amilanarnos, debe servirnos para seguir luchando por lo que queremos, sin olvidarnos de que el cine también es una industria y como tal, demanda entretenimiento, diversión, evasión, y algunas veces, cultura, conocimiento…..

Gracias a todos los nuevos realizadores porque sin ellos nuestro cine no tendría continuidad, pero también gracias a todos los que apuestan por las nuevas promesas, y especialmente al público que desinteresadamente va al cine sin ningún perjuicio. Al fin y al cabo la cuota de pantalla es la realidad que tenemos.

Antonio Donís

Director del Festival de Cine de Ponferrada